viernes, 11 de marzo de 2011

Gregorio Fontén, el ornitorrínco

Conversamos con el cerebro tras Cuchufleta, Gregorio Fontén (Gregorio Fontaine, en la foto), con base en Londres, en esta entrevista a cargo de Felipe Cussen, el poeta de las cosas difíciles.
GREGORIO FONTÉN, EL ORNITORRINCO (Paniko.cl)

Los discos recopilatorios, al igual que los balances de fin de año en las empresas, suelen ocuparse para ofrecer una imagen pulida y maquillada, ojalá sin fisuras. En La Piñata de la Cuchufleta (compilado descargable gratuitamente: http://www.cuchufleta.com/free-download-a-handful-of-cuchufletas-pinata/)
se reúnen una serie de canciones de los discos ya publicados por Cuchufleta, junto con abundante material inédito, pero también existe una voluntad por mostrar de manera más abierta y crítica su trayectoria como un proceso flexible, con etapas muy marcadas y una gran cantidad de músicos que han colaborado para dar vida a las canciones de Gregorio Fontén. No ha sido una trayectoria lineal, ni menos predecible: cada vez que los he escuchado en vivo me parecía estar escuchando un grupo distinto. En el camino se han ido nutriendo de fuentes muy diversas: desde el punk, el rock y el folklore hasta la música contemporánea, la poesía experimental y la investigación en distintos tipo de afinaciones. Por eso, este compilado no sólo es un recuento de lo ya hecho, sino una invitación urgente y ansiosa a imaginar las nuevas mutaciones de Cuchufleta. Para responder a esta invitación, conversé por mail con Gregorio, recientemente transplantado a Londres.


Sebastián Caram, en el texto introductorio a la recopilación, resalta el carácter “verdadero”, “auténtico”, alejado de las poses y de los cálculos, de Cuchufleta. ¿Cómo entiendes tú esa condición?

Es una muy buena casualidad de palabras la que se mezcla entre "verdadero", "auténtico" y la tuya "condición". Porque creo que estamos hablando del mismo tema. Quiero decir del mismo tema de Cuchufleta: "Día Tónico". La letra de ese tema me da la tónica del día (y es diatónico o sea que usa sólo los tonos básico de la música - o la vida), creo que resume lo que ve Caram y justamente ocupa la palabra condición... Al final del coro, por ejemplo, va "esta condición, se vale a sí/ no necesita una explicación./ Haga con mi voz el gesto exacto de este mi cuerpo". Esa canción no se encuentra en ninguno de los discos pero se puede bajar desde el sitio como parte del puñado de la piñata.

Esa naturalidad pareciera vincularse al sonido que se transmite en las grabaciones de Cuchufleta, donde pareciera que tratan de evitar el sonido "plástico" o "perfecto" que caracteriza a la mayoría de los registros actuales. Incluso, a propósito del segundo disco (Lencería fina), comentas que la mezcla fue realizada "pensando en el ambiente más que en un estándar de calidad. Alguna gente notó esta intención, otros pensaron que el disco estaba descuidado y mal grabado". ¿Asumes, entonces, la etapa de grabación de los temas como un intento por rescatar esa naturalidad, esa coincidencia entre voz y cuerpo?

Hay músicos que por días me dan envidia, porque tienen una resolución o una comodidad que yo nunca encuentro. No se mueven de su estilo. Hay músicos que sólo hacen discos pop y hacen buenas canciones y está bien o también en el rock, jazz, música clásica, experimental, etc. La mayoría de los músicos que escucho y que conozco son así. Yo he tratado de hacer eso pero no me dura nada. Soy demasiado curioso, parece, o quizá soy como un ornitorrinco de los estilos musicales.

Cuando grabamos Lencería Fina tenía un micrófono a condensador, el más barato de audiomúsica. Tenía un computador con cubase pirata y conectado a una radio chica y vieja. Ni se me pasó por la cabeza grabar el disco en otras circunstancias más acordes con la industria musical, me parecía una lata y caro. En vez de buscar un sonido que no estaba disponible por los medios propios, el disco se grabó así no más y con las ventanas abiertas. Fue una decisión expresiva.

Es como una defensa de la expresión musical por sí sola y dejar que todas las decisiones sean tomadas de acuerdo con ella. El estado actual de la música nos engaña en la ilusión de que hay un campo musical "previo" a la expresión artística y que pretende una universalidad científica y racional. Es así como por lo general los compositores trabajan de acuerdo a técnicas que se puedan justificar académicamente o existen estándares que todos deben seguir en cuanto a cómo se debe grabar una batería por ejemplo. O la afinación de temperamento igual... ahí están casi todos de acuerdo que no se trata de una afinación más, sino que es LA afinación. Y sin embargo muy pocos saben que antes del siglo XX era escasamente usada.

Hemos llegado a un punto en el que el positivismo de nuestra cultura ha limitado el campo de la expresión artística a tal punto que hemos dejado de darnos cuentas de muchas decisiones que estamos tomando. Se han universalizado las técnicas, las afinaciones, las formas de grabar en virtud de la estandarización y en detrimento de la expresión individual. Es así como la música se ha convertido prácticamente en sinónimo de entretención y nada más.

Integrar el cuerpo y la mente en la expresión humana; intuiciones, emociones, razones, lógicas, pasiones, técnicas. La música es una manifestación y una contemplación simultánea. Es ser y hacer. No hay un plano científico que la enmarque. Puede ser entretenida pero no es entretención. Es identidad individual. Es identidad colectiva.
No tiene mercado. Sólo se puede vender o comprar o descargar una imagen de la música. Pero no la música. La música es de la oírdad. El mercado, la entretención y el positivismo son de la verdad. La verdad es fija y es ideal. La oírdad fluye y no se puede atrapar. Es una búsqueda espiritual y corporal. Es un encuentro espiritual y corporal. Cada uno es su propia música o como diría el chamán Charly García "Mi capricho es ley".

Respecto a tu crítica respecto a las visiones excesivamente uniformes y razonadas, quería preguntarte por tu experiencia como alumno de composición en el marco de una formación universitaria. ¿Las herramientas que recibiste fueron útiles para investigar en profunidad zonas más específicas o excéntricas de la música, o bien sentiste que se buscaba que simplemente replicaras modelos ya conocidos? ¿Y tus creaciones como compositor en el ámbito mal llamado "clásico" se relacionan o se repelen con lo que has hecho con Cuchufleta?

Hubieron cosas bien buenas que me enseñaron, gracias a las cuales conocí repertorios nuevos para mí y que también me han permitido seguir profundizando temas musicales hasta el día de hoy. Particularmente temas de contrapunto, armonía tonal y compositores chilenos como Falabella o Cotapos. Feliz seguiría con estudios universitarios que me permitan desarrollarme más y conocer otras cosas.

No es arbitrario que los lugares de estudio musical clásicos se llamen conservatorios.

La música transita entre dos polos: la contemplación y la manifestación. Creo que eso se ha desvirtuado en lo que se llama clásico y popular.

La música transita entre dos formas de crear: la que expresa vida y la que sirve para algo. La primera es arte y la segunda es artesanía Y no importa la complejidad de la una o de la otra. Hay músicos que saben tocar "la-re-mi" en la guitarra y son mucho más profundos que otros que componen en estructuras complejas de acuerdo a teorías de conjuntos de intervalo. Y también viceversa.

Doy rienda suelta a los impulsos de mi cuerpo y de mi mente.
No subyugo mi mente a mi cuerpo ni mi cuerpo a mi mente.
Manifestación y Contemplación

John Cage es el máximo exponente del lado "clásico" de la música. Es el estado máximo de la contemplación. Pero tal como su apellido lo indica, su cuerpo estaba enjaulado.

Mi mente quiere escuchar, investigar y experimentar, quiere traducir ritmos en tonos y tonos en temas y estructuras, quiere modificar el tiempo y me increpa con un
¿y qué pasa si? ¿y si lo combino con esto? ¿y por qué no así? ¿cómo hago esto?
La mente quiere conectarse con lo divino, lo misterioso, lo trascendental y ontológico.
Por sí sola se pierde en sus lógicas y dogmas.

Mi cuerpo quiere tocar y quiere ser llevado por la intuición.
No darse cuenta y quizá encontrarme en una melodía o en un ritmo o en un no sé qué.
El cuerpo quiere sociedad, quiere influencia, quiere política.
Por sí solo se pierde en el ego.

Cuchufleta reúne mis canciones y hago otras músicas como Gregorio Fontén. La distinción se mantiene básicamente porque en Cuchufleta participa un equipo más grande.

¿Esta misma necesidad de experimentación se ha manifestado también en tus investigaciones en poesía, (ya sea sonora, visual, performática, digital, o el adjetivo que consideres pertinente...)?

Es un poco la misma curiosidad pero distinta.

Si la música es un lenguaje, se diferencia del lenguaje verbal en que no es factible desmenuzar su significado de su significante (o su manera de significar). Siempre es sonido. No es posible un pensamiento musical sin sonido. No pasa lo mismo con el lenguaje verbal. En éste, el significado escapa una identificación inequívoca con su materia. La escritura visual "hamburguesa" es sólo por costumbre asociable a una hamburguesa, lo mismo pasa con el sonido "amburguesa". Incluso esto se repite adentro de cada uno. "Hamburguesa" puede despertar en algunos imágenes de sabor, de comida social, en otros puede siginificar dolor de guata o exceso de grasa.

El significado siempre se desliza y es imposible de atrapar.
La palabra es una cáscara que lo encierra adentro.
Bajo la cáscara hay otra cáscara.
Así hasta que se pierde en el horizonte.
La poesía excarba entre las capas.

En algo así como el último año, creo que he logrado unificar todo mi trabajo. Mis canciones, composiciones y poesía han ido por cursos paralelos y, si bien de repente se han entrecruzado, jamás habían logrado la sincronía que siento ahora. Gracias al trabajo con microtonos y particularmente con la entonación justa, he encontrado una manera de congeniar muchas influencias dispares. Al comprender los tonos relacionados entre sí como proporciones justas he encontrado una manera de trabajar musicalmente que me ha abierto una posibilidad infinita de recursos y que además se puede traducir en lenguajes visuales, cosa que he estado explorando en mis últimas poesías.

La entonación justa, al multiplicar las posibilidades interválicas, genera un terreno tridimensional de sonidos. Ya que en éste hay acordes y tonalidades más cercanas y otras más lejanas, hay un relativismo en torno a las disonancias y las consonancias. Este juego entre conocido/desconocido, futuro/pasado, consonante/disonante, cercanía/lejanía, etc. es algo con lo que trabajo como músico y poeta.

La entonación justa (mal llamada "temperamento justo" en muchos textos) es una forma de afinar y que fue popular entre los músicos muchos siglos atrás y que hoy reaparece en algunas músicas experimentales y electrónicas. Yo lo he llevado al formato de la canción.

"El músico es quizás el más modesto de los animales, pero también el más orgulloso, pues es el que inventó el sublime arte de arruinar la poesía" (Erik Satie).

¿De qué modo la aplicación de la entonación justa implica un tipo de apelación distinta al auditor, que quizás en un primer momento pensará simplemente que el teclado está desafinado?

Hay todo tipo de reacciones: desde gente que encuentra que suena desafinado, otra que ni siquiera se da cuenta, y gente que queda embalada con el tipo de sonoridad.

Antes de llegar al trabajo sistemático con afinaciones alternativas, me daba vueltas el tema de la afinación.

De chico tuve la oportunidad de conocer la música mapuche y traté de imitar las pifilcas en el piano pero las notas no eran compatibles. Luego descubrí que en el unísono y el canto grupal mapuche, cada voz debe ser lo más distinta a las otras. Cosa que tiene que ver con la entonación y una manera de comprender la afinación diametralmente distinta a la Occidental. Algo que también pasa con los unísonos de flautas, zampoñas y tarkas andinas.

La igualdad entre todos los tonos es la novedad del temperamento igual y lo que lo ha convertido en un sistema tan exitoso. Esto significa que cada tono suena igual al resto excepto por la altura. Si pensamos en los tonos como en colores, el temperamento igual convirtió la escala cromática -por definición escala de gama de colores- en la escala de un solo color, o bien, dado que no existe otro color, la escala de ningún color. Sin embargo, con el olvido actual en que vivimos frente a los orígenes de este sistema, hemos tomado por universales no sólo los tonos "sin color" que nos ofrece, sino también las formas de composición y percepción estructural que conlleva.

La entonación justa trabaja con los intervalos "naturales". Es decir, con las proporciones justas que existen en los cuerpos que emiten sonido. Todas las personas cantan (y hablan) en entonación justa, muy pocos logran cantar en alguna aproximación de temperamento igual. Sólo el Autotuner permite cantar en temperamento igual exacto.

"Un oído musical debe tener asimilada la escala temperada. Un cantante que produce tonos naturales no es musical, de la misma forma como alguien que actúa de forma "natural" en la calle puede ser inmoral" (Arnold Schoenberg (y el sentido represivo de su dodecafonía)).

En el temperamento igual el valor del tono es su funcionalidad en el sistema. En la entonación justa es su carácter personal.

Me gusta trabajar con entonación justa y otras formas de afinación por las variables que me permite hacer dando personalidad a cada consonancia y disonancia. Cada tono tiene su individualidad y crea relaciones únicas con los otros. Esa experiencia es la que me gusta compartir con el auditor.

A propósito del Autotuner, quería saber con qué herramientas de edición y postproducción has trabajado en tus diversos proyectos, y cómo se han incorporado o no al desarrollo de tus ideas musicales.

Para la grabación del disco Tono de Lobo ocupé PureData en conjunto con Logic y Sibelius. En PD hice algunos experimentos para el trabajo microtonal... El más exitoso fue un controlador que me permitió expandir la octava de 12 a 36 tonos y que se puede tocar en cualquier teclado midi. Otras cosas que hice fue transformar los decibeles de un micrófono en distintos tonos, de manera que aplaudiendo o haciendo otros ruidos la información que recibía el micrófono se convertía en tonos. Usé Sibelius cuando necesitaba usar los 36 tonos y las limitaciones de intentarlo en un teclado pensado para 12 lo hacía imposible. En Logic es donde queda todo grabado y se hace la mezcla.

En el trabajo que estoy realizando ahora, sigo usando Logic y Sibelius pero no tanto PD. Principalmente porque estoy usando un software de piano que es buenísimo y se puede programar su sonido de la manera que quieras, dando las afinaciones y cantidades de tonos por octava a gusto. También estoy haciendo mis propios sampler donde puedo fijar afinaciones. Me gustaría volver a PD pensando sobre todo para en vivo, pero requiere mucho tiempo...

Para en vivo estoy trabajando en un set "solista y portátil" que es lo más electrónico que he incursionado como manera de tocar y para ello controlo todo desde MainStage.

Por el lado "no-musical" me he visto un poco forzado a aprender FinalCut y Photoshop para algunos proyectos y para poder subir material a la web. También hago algo de programación en un trabajo de poesía que es "interactivo" y que estoy desarrollando lentamente.



¿Qué problemas específicos han surgido al traspasar este tipo de consideraciones más científicas de las que nos has venido hablando, a la hora de tocar con otros músicos y presentarte en vivo? ¿Has tenido que hacer cambios a tus composiciones dependiendo del espacio, las condiciones técnicas, la presencia del público?

Cuando tocamos en vivo como banda, este tipo de consideraciones no se han podido integrar, pero también la banda con sus instrumentos ofrece posibilidades que permiten desarrollar el repertorio de manera distinta.

Me gustaría poder hacer este tipo de cosas en vivo y creo que eso va por desarrollar el uso del computador como instrumento musical, cosa en la que estoy trabajando ahora y que espero poner en práctica en una presentación solista que tengo luego.

Para tocar en vivo, trato de tener abiertas varias posibilidades distintas; ya sea con banda, con piano, con bases grabadas o con pura voz. Así tengo harto de donde picotear dependiendo de dónde y cómo me presente.

En el sitio web en la pestaña de "acto en vivo" voy poniendo ensayos y otros de cómo se van desarrollando las posibilidades para tocar en vivo.

Por último, quería preguntarte respecto a tu experiencia durante estos primeros meses que has vivido en Londres; ¿qué te ha llamado la atención del panorama musical y literario? Y a partir de ese contexto, ¿qué nuevas direcciones crees que va a tomar tu trabajo?

Estos meses he estado muy motivado haciendo un montón de nuevos trabajos. En parte por el hecho de cambiar de país y de que cambiaron todas mis condiciones (ahora mi taller es a la vez la cocina y el living, el resto de Cuchufleta se quedó en Chile, etc.), me he mantenido muy activo. Musicalmente el panorama aquí es muy diverso y poblado, hay de todo y mucho. Por el lado positivo: me motiva de aquí lo abierta de la escena y como distintos estilos y formas de hacer música dialogan fácilmente y hay un público interesado y que lo disfruta. Por el lado neutro: creo que esta ciudad no es necesariamente la capital de la creación musical, pero sí de la industria. La organización en la promoción, difusión y venta está muy desarrollada. Por el lado negativo y personal, es mi experiencia hasta el momento que el canto en español no les interesa mucho por aquí (aunque igual se puede). En poesía, contrario a lo que daba por hecho, aún no he visto nada muy interesante todavía en las lecturas y talleres que he participado. Lo más interesante que he visto son las publicaciones de poesía visual del Writers' Forum. Sin embargo son todas antiguas y la única nueva y buena que hay es la del compatriota Martín Gubbins.

Hasta ahora, aquí en Londres he tenido un par de presentaciones como poeta y como músico y ahora en marzo tendremos la primera tocata con la Cuchufleta que armé aquí ("Cuchufleta & the wolverines") y también tengo una presentación solista luego. Espero poder tocar harto con banda y como solista y ojalá poder salir a otras ciudades y países.

La nueva dirección que ha tomado mi trabajo y que me tiene bien satisfecho, es lo que está sucediendo con el sitio web. Gracias al trabajo que estoy realizando con el productor Matt Stine del sello 27 Sound de Nueva York, http://www.cuchufleta.com/ se ha convertido en una especie de imprenta donde publico semana a semana nuevos trabajos y donde una vez al mes se arman "combos descargables gratis". Es una nueva manera de encarar la publicación de música "post-cd" y de tener la música disponible para quien lo quiera independiente de la geografía.



Por Felipe Cussen (Investigador del Instituto de Estudios Avanzados, USACH)

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